La Misericordia del Señor... Por: Segundo Angel Tituaña, Escritor



Quiero misericordia, y no sacrificios
Lectura de la profecía de Oseas 6,1-6
Vamos a volver al Señor. Porque él ha desgarrado y él nos curará; él nos ha golpeado, y él nos vendará.
En dos días nos volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su presencia y comprenderemos.
Procuremos conocer al Señor. Su manifestación es segura como la aurora. Vendrá como la lluvia, como la lluvia de primavera y su sentencia surge como la luz que empapa la tierra.
«¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti, Judá?
Vuestro amor es como nube mañanera, como el rocío que al alba desaparece. Sobre una roca tallé mis mandamientos; los castigué por medio de los profetas con las palabras de mi boca. Mi juicio se manifestará como la luz. Quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos».
Palabra de Dios.
REFELXIÓN:                           Ángel Tituaña, Marzo 2018
Cuando hablamos de misericordia, automáticamente, se ha de hablar de “piedad por parte de Dios”, sólo él nos puede tener esa compasión porque de alguna manera tenemos sembrado el pecado en nuestro corazón, el pecado me aleja de Dios para siempre y consecuencia por esto vivo triste y angustiado porque el pecado me ha alejado de la compasión del Señor.
La decisión es la de cada persona porque Dios no le ha cerrado la puerta. El profeta Oseas anuncia con ánimo alentado: “Vamos a volver al Señor porque él ha desgarrado y él nos curará; él nos ha golpeado, y él nos vendará”
Significa esta frase la misericordia misma de Dios que tiene con cada uno de sus hijos, por ejemplo para mí el golpe que he recibido en mi vida es la indiferencia de mi hija que le da más crédito a su madre, y hasta cierto punto tiene razón porque con ella vivió y vive muy de cerca, pero el Señor así como me golpea me venda la herida para poderme curar del sufrimiento causado por estas personas, no me aferro a estos resentimiento porque en realidad, me causa tristeza y desolación, lo que sí le pido que Dios me vende la herida de estas circunstancias de la vida, por más dura que venga hay que seguir hacia adelante, hacia la meta que es Dios. El jamás nos abandonará, los humanos sí.
Vivir en la presencia del Señor denota que el hombre ha llegado a comprender y más que esto ha llegado a conocer él, que es todo poderoso, todo amor, toda gratitud. A Dios y a su presencia se llegará a contemplar como la aurora del amanecer y como la luz radiante del sol de mediodía, todo esto será manifestación de Dios para el hombre, una manifestación purificada del pecado, purificada de las malas intenciones y de las perversidades de la mente inmoral e indecente. Dios se hará presente como la lluvia especial de primavera. Dios siempre le contemplará de manera ecológica a través de los elementos propios de la naturaleza, lluvia, sol, las montañas, el río, el mar, los árboles, el viento, las brisas cálidas de viento.
Lo que Dios viene a dar es el amor, dimensión que es dar la vida, dar de nuestras cualidades a los demás porque ellos se merecen, porque hay que ser misericordiosos con los otros, porque ellos esperan la misericordia del Señor.
Definitivamente, el profeta devela la frase celestial, misericordia quiero más no sacrificios ni holocaustos.

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