SEMINARIO Y COLEGIO FRANCISCANO DE AZOGUES, escrita por. Lic. Segundo An gel Tituaña Criollo, 2019-El Carmen Alto-Quito.

SEMINARIO MENOR FRANCISCANO Y COLEGIO PARTICULAR FRANCISCANO Testimonio: Segundo Ángel Tituaña Criollo, ex colegial y ex seminarista franciscano (1985-1992) Para mí el seminario y colegio fueron espacios únicos y reales, porque en es donde puede conocer a Dios, a través del carisma franciscano.Llegué a los 11 años en 1985-1986. El Seminario era un lugar muy equipado.Tenía dos dormitorios amplios, donde cada uno tenía sus pertenencias. Cada dormitorio albergaba a 50 seminaristas. Éramos 100 estudiantes. El Director del Seminario Menor Franciscano de la ciudad Azogues era Alonso Vélez Peñafiel y el Rector del Colegio Particular Franciscano era el Reverendo Padre José Díaz Estrella,(El Padre Pepe Díaz, un buen cantante y músico, se retiró de la orden y es maestro de Colegio de la madres de La Providencia-Quito). Después el Director del Seminario era el Padre Tito Tadeo, y el Rector del colegio fue designado el Hermano Alonso Vélez Peñafiel. Los seminaristas llegaban desde distintas ciudades del país. Era un espacio donde se entremezclaba distintas identidades del Ecuador: de Quito, Machala,Cuenca, Zamora Chinchipe, Loja, Valladolid, Palanda, Zumba; Biblian, Nasón, Déleg, Gualaseo, San Miguelito (Prov. Tungurahua), Ambato, Santo Domingo de los Colorados, Chone, Ibarra, Riobamba,Zaruma, Capiro, Santa Rosa de Machala, Guasimi, El Pangui, Paute, Tigsan, Guamote, Otavalo, Atuntaqui,Guayaquil. Lo que recuerdo del seminario, por ejemplo eran las eucaristías en el Santuario de la Virgen de la Nube, que eran los días domingos a las siete del mañana, Fray Alonso nos guiaba en el coro al que pertenecíamos muchos seminaristas, también se unían señoras azogueñas que les gustaba el canto y los cantos los llevábamos ordenadamente en carpetas, eran cantos a Jesús, a la Virgen Santísima, es un recuerdo grande el aprender a cantar con Fray Alonso, él nos educaba la voz, nos corregía, uno de los cantos que hasta ahora me sale espontáneo es el Salve Regina, el Tedeum, en gregoriano. La vocalización debía de ser perfecta y el hermano Alonso nos hacía repasar hasta que salga bien y quedar bien cuando debíamos presentarnos en distintas ocasiones especiales y religiosas, sobre todo cuando se conmemoraba la fiesta de San Francisco, el 4 de Octubre de cada Año, algún acontecimiento importante dentro de la Comunidad Franciscana. Existe una capilla interna donde solo accedían los seminaristas para rezar laudes, víspras y completas, que son rezos de acuerdo a las horas del Oficio Divino.(En la obra En el nombre de la Rosa, de Umberto Eco, en vez de señalar por partes o capítulos la obra, se divide en laudes, tercia, nona, vísperas, completas). En el colegio cuando estaba en primer curso lo que ahora es octavo de básica, recuerdo que mi profesor de Idioma Lenguaje fue el Padre José Díaz Estrella y nos leía la novela “Alegre” y recuerdo que teníamos muchos maestros como son el Licenciado Roberto Cobos,(Matemáticas); Lic. Marina de Historia de Límites, a quien le interesaba que demos de memoria las cédulas reales donde se relataba que poco a poco fue desmembrando el territorio del Ecuador, ya sea por Colombia, Perú, Brasil. El licenciado Germán Armas, profesor de Educación Física e Instructor de la Banda de Guerra, nos indicaba que debíamos salir a trotar ida y vuelta hasta la parroquia de Cojitambo. El Lic. Antonio Lozado, profesor de Filosofía, Lic. Marcelo Vélez, profesor de Investigación, Padre Tito Tadeo, profesor de Religión y también el Padre Mario Aguilar. Todo el ejercicio físico que se realizaba tenía su objetivo para fortalecernos y seguir en la Banda de Guerra, Hoy Banda de Paz. Fueron maestros que a más de enseñar las principales materias eran personas que nos daban valores que practiquemos con los demás. El colegio era pequeño, no pasaban de 250 estudiantes, teniendo en cuenta que éramos 100 seminaristas. Regresando al Seminario Menor Franciscano contenía sala de juegos, de tv, capilla, terraza, iglesia, huerta, chanchera, cocina, comedor de los seminaristas y de los frailes, también había la portería, baños espaciosos, duchas con agua fría, pues, los seminaristas después de almorzar bajábamos a realizar deporte, fútbol o básquet, en los patios del colegio, luego, después de un baño, subíamos al salón de estudios. Por ejemplo, el Padre Felipe Cepeda, ambateño, nos formaba con las clases de urbanidad y buenos modales: que no debíamos absorber la sopa o que el vaso de jugo debíamos usarlo bien, es decir, debíamos tomar con la mano derecha desde la mitad hacia abajo, o lo mismo debíamos sentarnos bien y llevar la cuchara de la sopa hacia la boca y no la boca hacia la cuchara y el plato. Debíamos mantener la columna recta mientras estabamos sentados en cada puesto y pedir permiso para levantarse de la mesa, por alguna emergencia. Allá, en Azogues, los seminaristas ayudábamos en la cocina, sobre todo a preparar el desayuno, que consistía en hervir la leche y mezclar con cocoa, como unos 40 a 50 litros. Se servía en las cafeteras, que eran teteras de aluminio puro, alcanzaba para ocho o diez integrantes de cada fraternidad o famalia, y en cada fraternidad o familia había un responsable, que era el seminarista que estaba en sexto curso, lo que hoy es tercero de bachillerato. En el seminario había un conjunto musical “sentimiento andino” que eran integrados por un charanguista, guitarrista, zampoñista, quenista, bombero, maraquero, castañuelero, contrapunto, el guasá, en mi caso aprendí a entonar el bombo, charango y guitarra. El Licenciado Juan Calle, habiatante de la parroquia de Bayas, nos instruía en distintos ritmos, a parte del guayno, el pasillo, albazo, sanjuanito, racheras, baladas románticas, fox incaico, pasacalles, bals. En mi caso perfeccioné lo de la guitarra cuando estuve con los jesuitas en Cotocollao, y hasta ahora los pongo en práctica esas enseñanzas, tanto como afán personal y de compañeros de camino religioso. El Seminario y colegio constituyen un espacio y momento vivido, recuerdo a mis compañeros Fredy Calle, Pedro Muñoz, Edgar Parapi, Los hermanos Acevedo, Samuel Dután, Milton Doicela, Duval Mera Mendoza, Daniel Herrera, Miguel Rojas, Víctor Condor, Mario Orbe, Wilson Peñafiel, Patricia Peralta, Mélida Sanango, Lourdes Mendez, Lorena Pulla, Jenny Alvarez, Rosita Campoverde (en paz descansa) Estrella Meneses, Sandra Carangui, Alexandra Buri Chulca, Clarita Carangui, Alexandra Redroban, María y Olga Fernandez, Mario Sánchez, Edmundo Pérez, Rodrigo Pérez, Daniel Castillo, Juan Carlos Ocampo, Juan Carlos, Patricio Salazar, Luis Barahona, Jesús Germánico Barahona, Hilario Zhinín, Angel Zhunaula, Los hermanos Armijos, Ángel Morocho, José Morocho, Luis Morocho, Ángel Castillo, José Morocho, que coincidimos en la 25 Bal, El Pintado-Quito, Freddy Gaona, Mario Liroy Ortega, John Ortega, Klever Ojeda, Manuel Heredia, Manuel Pelaez Samaniego, Luis Monje, Los hermanos Reinoso, Anita Cajamarca, Agelo Dionicio Salazar, Juan Luna Rengel, Pompilio Rojas, Arcenio Córdoba, Renán Villamarín, Miguel Angel Saavedra, Pintor y Filósofo, Los hermanos Lema, Ivan Lema. Amilcar Bastidas, Marcos Calva, Luis Virgilio Tenén, Marco Ortiz, Henry Pino Reyes, etc. Definitivamente, celebrar 50 años, bodas de Oro, de creación, es rememorar lo valioso y único. Como algo anecdótico, un tío Segundo Miguel Tituaña Caiza, también había estado en el seminario y colegio, pero se retiró por que no se acostumbró al ambiente, por los años 70. Pero tuve la perseverancia de permanecer los 6 años de la secundaria. No tuve la oportunidad de ser un sacerdote franciscano, no obstante, en aquel querido seminario y añorado colegio practiqué la devoción a la Virgen de la Nube, el respeto a mis padres y el cariño especial a la comunidad franciscana. Conocí algunas obras franciscanas como son la Iglesia franciscana de Salinas, La Merced de La Libertad, Parroquia de Ascazubi, Otavalo, El convento de San Francisco de Quito, Palanda. Obras reconocidas y siempre se ha practicado la religiosidad popular y cómo son el rezo de del Rosario de la Aurora, que era por calles de la ciudad de Azogues. No he nacido en Azogues, pero sí he tenido el privilegio de conocer sus rincones, en el tiempo de los paseos cortos y largos, recuerdo por muchas ocasiones salimos en caminata hasta Baños de Cuenca, las Antenas, Culebrillas, el Abuga, San Marcos, El Cojitambo, Biblián, Nasón, El Cañar, Huarapungo, Vende Leche, Ingapirca, Charasol, San Miguel de Porotos, Tierra Blanca, Bayas, Gualaseo, Chordeleg, Déleg, El río Burgay, El cementerio de Azogues, Guapán, Zhiricay. El Estadio, Loyola, Ya no existe el Seminario ni tampoco el Particular Franciscano, Solo es el Santuario de la virgen de la Nube y Hoy es la Unidad Educativa Franciscana “San Diego de Alcalá”. Son otros tiempos, sin embargo, el templo de la Virgen y su construcción hecha en piedra, traída del cerro Cojitambo permanece intacta para propios y extraños. Estas piedras son las fieles testigas de quienes han pasado por este prestigioso colegio franciscano, miles de jóvenes, tanto mujeres y hombres. Cabe mencionar que en Nueva York miles de migrantes veneran a la imagen de la Virgen de la Nube, patrona del hermano y hermana ausente, tanto de Azogues como de Cuenca, han viajado a este lugar algunos franciscanos como Victor Hugo Gonzalez, Luis Galarza, Jaime Zhindon, entre otros. Felicidades por siempre amado seminario y colegio fraterno. Los tiempos pasan, pero los recuerdos no. Viva a todos los ex- alumnos en especial a los de la promoción 1992. Felicitar a Fredy Alfonso Calle Vintimilla, quien ha tenido la iniciativa de conformar la Asociación de Ex alumnos franciscanos de estos 50 años. hasta siempre franciscanos de corazón, Paz y Bien a todos.

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