El caminante sin un centavo al bolsillo

 Al iniciar un año lectivo más, el hombre se encontraba sin un centavo al bolsillo y tuvo que caminar durante mas de una hora y empezó a subir la calle García Moreno y mientras camino me preocupo y supuestamente inspeccioné con mi tarjeta en un cajero del banco que disque pensaba que había los sesenta dolares del fondo de reserva, pero no estaba y empecé a caminar y observé en el reloj del Palacio de Carondelet que eran ya las 09h10 y me dije y ordené a mi cerebro que debía de llegar al trabajo, ya que me invadía un orgullo mal entendido de pedir treita y cinco centavos. 

Por la calle García Moreno seguí hasta la esquina de la Basílica del Voto Nacional y de ahí pasé el Parque Matovelle e iba observando que un entrenador de futbol de un cierto campamento les hablaba duro para que le hagan caso, pero tenía que seguir adelante y me percaté que las bastas del patalón de gabardina se ensuciaba , entonces me acomodé y segúia caminando por aquella calle que conectaba al sector Belisario Queveddo, y subí hasta la calle que es contigua al colegio Juan Montalvo y de ahí seguía caminando pero me percaté que la calle estaban arreglando, entonces me desvié y les pregunte a unos guardias de aquella calle que estaba junto a un colegio que por mi vista no me percataba qué colegio era, entonces había una calle que subía cerca de la avenida de la Occidental, y de ahí caminé más y más y esa calle me llevó hasta la calle que me llevaría al destino fina de este colegio, entonces, cuando me faltaba una cuadra, distingo a una compañera del colegio, entonces, maniba más y más porque debía llegar a tiempo antes de las diez de la mañana, entonces, me sorpredí que la mente es poderosa y aunque me había bañado en sudor, porque cuando ya estaba arriba habían unos trabajadores de esa institución y le dije compañero que hora tiene y me contesto notengo reloj, pero cuanto lo aproxima, me dijo que eran las  las nueve y media, y le pregunte a otro joven, qué hora es y me dijo son las nueve y treinta y ocho y la distancia aun estaba lejos. Mi satidfaccion es que llegué y no le di gusto al inspector, fanático de la puntualidad y se goza del atraso. Muchas de las veces, cuando no tienes un centavo en el bolsillo, nadie te tiene compasión, sino tú mismo, debes reaccionar porque nadie te dará la mano, 

Comentarios

Entradas populares