100 Versos al Padre
versos al Padre
- En tus tres años Padre Juan
- te recuerdo solemnemente,
- te recuerdo en tu canto,
- te añoro con tus delicias y sabores,
- en los alimentos que nos preparabas,
- Me has hecho mucha falta.
- No ha existido un ser como tú,
- nunca reemplazará tal cariño y amor
- que diste a cada uno de sus hijos.
- Jamás en la mente se borrorá la imagen,
- imagen de alegría y también de tristeza,
- Varias veces te hice llorar por mi mal proceder,
- pero de esos errores me enseñaste
- el valor de la vida, la sinceridad y el amor.
- Siempre llamabas a felicitarme
- por mi cumpleaños y mi santo
- ahora ya no existe corporalmente ese ser,
- que se acordaba siempre.
- Me enviabas a la escuela cargado de libros y cuadernos,
- jugabas conmigo, pero también me enseñante a trabajar,
- Me enseñante a arar con la yunta,
- a respetar a mis hermanas y no pegarlas,
- Me enseñante a respetar a mi madre,
- apoyarla y cuidarla.
- Me enseñante el sentido misma de la vida,
- después de los fracasos de la existencia misma.
- Me dijiste que me querías y que me amabas
- en las frustraciones de la vida que tuve en el pasado, me ayudaste.
- Me llevaste a la iglesia y me aconsejabas que
- debo de obedecer a mi abuelita exigente y a
- la tía que está ya en el cielo bendito, contigo.
- Me diste fuerza en las dificultades de la escuela y colegio.
- Siempre me animabas para que siga con el arte de la guitarra,
- que siga adelante en los estudios del colegio y de la universidad.
- Siempre predicaste los valores,
- con el ejemplo de tu vida:
- Fuiste humilde,
- Fuiste pobre y santo.
- Fuiste sensato y coherente con el evangelio,
- Fuiste el hombre perfecto para el hijo inquieto y soñador.
- Pasaste por este mundo y realizaste el bien,
- no te importó por nada del mundo en no ser egoista,
- al contrario, fuiste solidario con los demás.
- Me importas porque partiste al cielo,
- y dejaste a tu esposa sola, pero con el cariño y amor,
- de sus hijso concientes de la realidad.
- Lo que me queda por las mañanas y noches
- orar bastante hasta llegar al éxtasis que tú ya conociste.
- Allá en el cielo esperando a cada uno estarás,
- tu partida me llena de gozo de verte
- frente al rostro resucitado de Dios.
- Tú anhelo fue llegar a Dios, ahora estás, ya con él,
- Los ángeles te sirven, la Virgen María te proteje
- de la soledad con su manto sagrado,
- pues en en ella creiste,
- a nostros los de la tierra ayúdanos a ver ese rostro
- inmaculado de ese buen Dios,
- No te olvides jamás de tus hijos que sufren en este espacio,
- y tiempo que como un barco que se aleja de la orilla de la playa, ya no estás.
- Al menos danos tu bendición y deja ver tu rostro,
- al menos por un instante.
- Padre en tus manos trabajadoras dejo mi vida,
- el resto de mi vida que junto a mis hijas e hijo
- la vivo a plenitud.
- Pará qué llevar flores al cementerio frío y solitario,
- si ya no estás en aquel nicho,
- estas en nuestro buen proceder, en nuestras metas,
- en nuestros trabajos, en nuestros sacrificios,
- que realizamos a diario por nuestra familia.
- Al menos ya descansas, tranquilamente, de tus dolencias,
- aquí, mismo pasaste el infierno que nos separa de Dios,
- Tu madre aun vive, tu madre aun llora,
- por tu partida, siempre te recuerda, simpre te piensa.
- La familia se ha alejado después de que te fuiste,
- nos dejaste en la más amarga soledad del destino,
- destino seguro del hombre que es la muerte.
- La muerte es necesaria para salir de la cárcel del cuerpo.
- el espíritu se libera, siempre de las discordias y sufrimientos humanos,
- para qué discutir o estar contrariado por insignificantes territorios
- que pueden servir de unos cuántos dólares,
- dólares que se derrocharán en el destino de la vida,
- mi corazón, te anhela padre mío, mi corazón llora por tu ida,
- Siempre serás mi superhombre,
- siempre serás mi superhéroe,
- Por qué no esperar el encuentro definitivo contigo, pero aún no,
- hay ninños que criar y malcriar hacia el futuro.
- Al menos cuidanos, fervientemente,
- al menos ayúdanos a seguir adelante,
- ayúdanos a perdonar las ofensas que a diario cometemos,
- ayúdanos a controlar las emociones frente al corrupto mundo,
- Padre de bondad, nunca digas que te has olvidado de tus hijos,
- al contrario siempre nos piensas y me bajas el estrés de la existencia,
- Padre de amor, déjate al menos, apreciar tu rostro de padre bonachón,
- pero también envíanos esos dardos de luz que necesito en mi vida perdida,
- Tus pasos inmaculados seguiré por toda la eternidad,
- tus consejos pondré siempre en práctica,
- No me importa que me critiquen por escribirte,
- eso no me importa, lo que importas, eres tú,
- en la inmortalidad de la escritura y tu espírtu, y tu alma,
- Bendíceme y guíame. Amáme espeitualmente, ¡Oh Padre Juan Manuel! .
- ( Escrita en el Carmen Alto, 1 de abril del 2017)
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